domingo, 25 de diciembre de 2011

UNA NUEVA VISIÓN PARA EL 2012.

Dice Leonardo Boff, el teólogo, el filósofo: “Tras siglos de cultura material, buscamos hoy ansiosamente una espiritualidad sencilla y sólida, basada en la percepción del misterio del universo y del ser humano, en la ética de la responsabilidad, de la solidaridad y de la compasión, basada en el cuidado, en el valor intrínseco de cada cosa, en el trabajo bien hecho, en la competencia, en la honradez y en la transparencia de las intenciones.”[1]

Hace falta una nueva visión del mundo, una nueva filosofía que conjunte lo ecológico con lo espiritual, el progreso con el respeto por las culturas ancestrales.

Existen indicios de que se comienza a construir un mundo; mejor dicho, una versión del mundo, así.

Se manifiesta a través del crecimiento de grupos que fomentan la ecología, la meditación y la espiritualidad.

Por su parte, Ervin Laszlo, el científico-músico-filósofo, propone la existencia de una especie de quinta dimensión. Una fuerza o campo que es capaz de dar explicación a muchos de los enigmas del universo. Aparte de la fuerza de gravedad, el electromagnetismo, la fuerza nuclear fuerte y la fuerza nuclear débil.

Su campo akásico conectaría, como el envés de un bordado, puntos del universo en los que se está creando la materia. Este campo permearía todo lo que pasa en nuestro mundo material, permitiendo que el Cosmos comparta cierta memoria holográfica y una comunicación que le proporciona direccionalidad.[2]

Al incorporar a la explicación del Cosmos la idea de direccionalidad nos hacemos cargo de que implicamos un propósito. Categoría ajena a la ciencia de los siglos pasados pero que no deberíamos desechar de antemano.

Cuando observamos la evolución de las especies y de la conciencia podemos constatar que ésta no funciona simplemente al azar sino que se desarrolla dentro de la limitación de no repetir aquello que no funcionó: ergo, memoria.

Por otro lado, comparando desarrollos simultáneos en lugares aislados entre sí, viene como anillo al dedo una explicación que nos presente una, hasta ahora invisible, conectividad entre los fenómenos. Esta comunicación daría cuenta de varias paradojas como cuando observamos científicamente la existencia de vivencias de sujetos pasados en individuos vivos que no pudieron haber conocido ni directa ni indirectamente a los que sufrieron esa experiencia.

Las Constelaciones Familiares de Bert Hellinger también recurren a la idea de campo. De acuerdo con la teoría que nos trata de dar explicación sobre lo que ocurre de facto, cuando se está en presencia de la representación de una familia o situación, se produce un campo que conecta a los protagonistas reales con aquellas personas que, sin conocerlos, los personifican.

Esta maravilla de la que he sido testigo nos muestra la conexión real que hay entre todos nosotros; existe, aunque nuestra cultura occidental haya neceado en el afán de evitar verla. Cuando las evidencias están ahí, la Ciencia puede no tener explicaciones todavía, pero no puede ignorarlas.

Entonces, estamos en la vera de construir una visión del mundo que nos otorgue, al mismo tiempo, dirección y sentido. Una que fomente los valores más humanos para que las personas se sientan parte de algo más grande que ellas y para que puedan volver a reverenciar la tierra y a respetar a sus iguales.

Contra esta visión del mundo se alza, ominosamente, la mirada de los nuevos aprendices de brujo: los financistas y sus émulos, los políticos tecnócratas. Personas e instituciones que no ven más allá de las ganancias o metas inmediatas y que han puesto a temblar a naciones y continentes, sin reconocer la gran parte de responsabilidad que tienen en la creación del problema que hoy le endilgan a los otros. Situar a la economía por encima de todo y de todos ha trastocado gravemente nuestra forma de vida, poniendo en peligro la existencia misma de nuestra civilización.

Atendiendo mi parcela de acción y estudio, que es la de la conducta humana práctica, me parece que debemos ir bosquejando una nueva moral que tome en cuenta los asombrosos descubrimientos que estamos señalando para fundamentar una sociedad que considere a la economía como un medio, pero sólo como medio, para el mejoramiento de la sociedad humana.

Entonces, resulta pertinente voltear a ver al filósofo Boff, que nos recuerda lo fundamental que resulta recuperar el valor del cuidado y la compasión.

Mitos y pensadores nos enseñan que la esencia humana no se encuentra tanto en la inteligencia, en la libertad o en la creatividad, cuanto básicamente en el cuidado. Como soporte real de la libertad, la creatividad y la inteligencia, el cuidado encarna el fundamento ético del ser humano.

Debemos soñar, sigue diciendo Boff, con una sociedad en la que los valores se construirán en torno al cuidado de las personas, sobre todo aquellas a las que la naturaleza o la historia han tratado mal; cuidado con las plantas, los animales, los paisajes queridos y, especialmente, con nuestra generosa madre, la Tierra.

Les propongo que iniciemos juntos un cambio de actitud, que produzca incesantemente acciones de cuidado en nuestra pequeña y personal esfera de influencia: con los seres que están a nuestro alrededor, animados o inanimados; todos formamos parte de este superorganismo que llamamos la Tierra.



[1] Boff, Leonardo, El Cuidado Esencial. Trotta. Madrid, 2002. P. 25

[2] Laszlo, Ervin. The Whispering Pond: A personal guide to the emerging visión of science. Element, 1999.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Gustavo Dudamel, un portento latinoamericano de la música.


Gracias a un amigo de mi primo que pude ver en Facebook, parece cuento ¿verdad?, pude enterarme de la calidad del joven director venezolano Gustavo Adolfo Dudamel Ramírez.

En You Tube se pueden encontrar varios videos tocando con la Sinfónica Juvenil "Teresa Carreño" de Venezuela.


La pureza y calidez del sonido que presenta me da una sensación de terciopelo en los oídos.

Hay que seguir la carrera de este gran músico que ahora está con la Filarmónica de Los Ángeles.